Peregrina
Soy tan más feliz cuando creo. Pero, suele pasarme que abandono
mi creencia y me devuelvo a un vacío lleno de estrellas y preguntas. Un vacío
que no abraza, sino que me deja en una libertad incómoda, fría. Es cuando
vuelvo a creer y pongo un nombre a mi Esperanza y otra vez el cielo se abre en
forma de padre. Mi espíritu se sabe eterno, mi cuerpo claudica entre el
conocimiento y la fe. Quiero ser como tú, que oras sin levantar los ojos.