En blanco
Poca, dijiste. Y la palabra volvió a mi pluma
como el agua que se pierde de su limpidez,
de su lecho invisible y santificado.
La poquedad: Esto es lo que enciende mi poesía.
Un vacío que no se ocupa con nada, ni con nadie
y busca el verso.
Mírame de nuevo,
mírame desde el amor que no mide la escasez,
contémplame desde la abundancia.
En tu pensamiento más hondo,
sorpréndeme con rosas y margaritas,
con lirios y petunias,
con todas las primaveras que nos separan.
Regocíjate de verme radiante,
de verme florecida más allá de tu abrazo,
de tu vida.
La poesía, mujer como yo,
sonríe sin voz,
cuando el goce deja en blanco
a mi persona y a mis cuadernos.
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