jueves, julio 16, 2009

Catedrales

Muchas son las catedrales que vamos dejando en el aire, en las aguas, en los besos y abrazos. Cada gesto es en si mismo es una inspiración, un destello, una promesa. Tantas son las sonrisas que no volvemos a ver, tantas son las almas que se nos extravían, tanta es la miseria que queda, para siempre, a nuestra espera. Tan vasto e inacabable es el amor. Lo sublime, lo inmenso está destinado a la eternidad. No empieza ni termina con lo que alcanzamos a ser, sólo se extiende interminablemente.

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