domingo, mayo 14, 2017

Leyendo a Sarissa Carneiro



“La felicidad es este saltito, liberador, de la complexidad erudita hacia lo más prosaico de la vida.”

Me sorprendo gratamente que tantos estudiosos del siglo XVI  hayan dedicados largas horas de su tiempo al tema del infortunio o de la fortuna adversa.  Para ellos “fortuna” era lo mismo que destino. Y estos eruditos escribían largos tratados que reglaban, a través de la retórica, el  traslado de la tristeza desde la experiencia hacia el lenguaje.
Ahora bien, un problema adyacente a la concepción de fortuna (destino) es la medición de su alcance. ¿Los hechos de nuestras vidas están totalmente en las manos de la fortuna (Diosa Pagana del destino)? ¿O cabe al hombre parte de la conducción de su destino? O aún más: ¿Cabe a Dios?
Obviamente nadie puede responder categóricamente a esta pregunta. Pero, el letrado sí puede enfrentarla, transformándola en palabras y silencios que han de mover alguna emoción.
El dolor de una misma manera ata y desata la lengua del afligido…” (Cervantes, Novelas ejemplares, p.79)
Este libro se centra en la representación discursiva del Infortunio, entendido como adversidad en la cual se enfrentan la Libertad individual y el poder misterioso del destino.
El libro recupera la codificación retórica del infortunio y deja en evidencia su impacto en la época, como podemos observar en los textos sobre los naufragios,  vinculados a la expansión marítima y a los procesos de conquistas y colonización de América.
(Y no está demás destacar que en la Retórica de Aristóteles, el recuerdo y la representación artística de los padecimientos sufridos, aparecen como fuente de placer.)
Ahora bien, si aterrizamos en el mundo de hoy, observamos como el proyecto moderno de vida nos sumergió en una especie de miedo líquido. Un miedo mucho más intangible que el vivido por el hombre del siglo XVI. Un miedo difuso, disperso, indefinible. Pero, por encima de todo, un miedo sin solidaridad.
Sarissa Carneiro, en este maravilloso libro sobre el Infortunio y las creaciones literarias que de él nascen, hace una apuesta por recuperar las formas de decir del pasado, para recuperar el sentido de solidaridad!
En otras palabras, mi admirada maestra apuesta en la retórica como fuente de universalidad!
Y yo apuesto con ella, me sumo a este viaje lleno de esperanzas en la palabra y en el hombre.


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