domingo, enero 24, 2021

2021

 Atrito


Y sí me dejo seducir y entrego tiempo, ahí, donde la miseria amenaza. Donde el pronóstico es frágil y el dolor potente. Donde mi persona se arriesga e intenta un camino de versos, un abrazo que rescate.


El en último ocaso del año, estaba de oradora en un funeral. Me llaman tanto que, una y otra vez, me veo entre esculturas aladas y jardines más dorados. Sé levantar al rostro que solloza.


De chica me aliaba con los niños más abandonados. Compartía mi once, mis lápices y mi sonrisa. De joven, me puse a escribir poesías, cuentos y cartas a los excluidos, a los marginalizados, a los moribundos.


Mis oídos, sin idioma ni identidad que les calmen, escuchan los que ya perdieron casi toda esperanza. Uso todo mi cuerpo y conocimiento. El atrito melancólico es lo que me arranca destellos, es lo que me alumbra.


La poesía es patológica, lo sé.


Quizás la vejez me ajuste. Talvez por eso no la temo. Quizás la locura me salve. Talvez por esto, el Círculo.


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